
Este fin de semana tocaba sin duda paseo acuático, me disponía a descubrir nuevas rutas fluviales en la Sierra de Guara y vamos que no me defraudó en absoluto.
El primer día me dispuse a recorrer de nuevo el Barranco de Ibirque, en el valle de Nocito. Este Barranco es uno de mis rincones favoritos del Pirineo y esta vez por fin pude darme unos buenos baños en sus pozas.
El valle estaba muy verde para ser agosto, toda una alegría ya que me habían comentado que el Piri está super seco y muchas pozas con el agua estancada, aquí para nada como podéis ver.

El recorrido hasta Ibirque (pueblo abandonado) se hace en unos 40 min. + vuelta y transcurre casi por completo por el interior del barranco, comienza con zonas de bosquete y alguna pequeña poza y copnforme vamos subiendo se transforma en un sendero fresco rodeado por abundante vegetación, el ruido del agua en constantes cascadas nos acompaña hasta 10 minutos antes de llegar a Ibirque.

La última poza es espectacular, con la ayuda de Akira por fin descubrí como acceder a ella, nos dimos un chapuzón y la sensación fue emocionante, es una poza muy grande, de lecho limpio y bastante profunda (3 metros al menos), que permite un salto de unos 15 m. de altura (no lo hice) y totalmente encajada en el barranco, rodeada de un muro de vegetación, totalmente transparente y fría como el hielo (la próxima vez me llevo el neopreno), ni una sola señal de suciedad, ni siquiera de que un ser humano se haya bañado nunca en ella.
Antes de esta se suceden 3 o 4 pozas más pequeñas, todas de difícil acceso y algunas con rocas y grandes árboles hundidos, lo que les da un aspecto más salvaje.
Al día siguiente aún nos dimos un chapuzón en la primera y más pequeña de las pozas, el agua no tan fría como la poza grande, pero vamos no apta para domingueros.